Concientización
Imaginación
Música
Reflejada y mimada
Neurobiología interpersonal
Oxitocina y bienestar
Mi historia personal en la segunda parte del libro muestra cómo usé mi relación imaginaria con Mercedes Sosa para cambiar la activación neural de mi cerebro y reescribir mi pasado. Explica la avenida de sanación que encontré, un camino al que cualquiera puede acceder fácilmente. Sería una gran alegría para mí si mi experiencia te conmueve y puede ser útil también para ti. Sólo he arañado la superficie de lo que las neurociencias han descubierto, pero en el libro comparto lo que he aprendido sobre cómo podemos influir en nuestro cerebro y cambiar nuestro presente y nuestro futuro cambiando la manera en que percibimos nuestro pasado. He recopilado algo de inspiración para ti en la página de enlaces si quieres explorar el tema más a fondo…
La neurobiología interpersonal es sobre cómo nuestras mentes se afectan unas a otras cuando nos conectamos con otros. En su núcleo, la neurobiología interpersonal cree que somos quienes somos por nuestras relaciones, y que todas las relaciones cambian el cerebro, especialmente las más íntimas. El cerebro jamás deja de desarrollarse, y las relaciones íntimas y saludables pueden seguir influyéndonos durante toda nuestra vida; de hecho, son esenciales en nuestro desarrollo porque nos dan nuevas experiencias que fortalecen nuevas conexiones neurales, y dan forma a la estructura de nuestro cerebro. Saber que podemos influir activamente en nuestro cerebro en cualquier momento de nuestras vidas y de esa manera cambiar nuestra vida es esperanzador para todos nosotros. Mira la explicación de Daniel Siegel sobre cómo podemos reescribir la historia de nuestra vida rediseñando la red neural en nuestro cerebro.
Esta foto lo dice todo. Mercedes siendo “mimada”. Si nos hemos perdido el cuidado maternal en nuestra infancia, eso puede definir cómo nos vemos a nosotros mismos durante el resto de nuestras vidas. Cuando somos niños, los padres —especialmente la madre— se convierte en un espejo para vernos a nosotros mismos. Comprendemos nuestro valor mediante lo que nos es reflejado en los ojos de nuestros padres o quien nos cuida.
Como adultos podemos dar a nuestro niño interior el alimento que nos hemos perdido. Mercedes Sosa se convirtió en una figura materna para mí. A menudo encuentro una expresión en el rostro de Mercedes que necesito para un momento específico. Entonces congelo la pantalla de la computadora durante tanto tiempo como lo necesite. Su mirada me dice: “Te veo, y a mis ojos, eres maravillosa”.
Cuando meditaba sobre canciones de Mercedes, espontáneamente comencé a frotar mi rostro con mis manos con movimientos largos y lentos que seguían el ritmo de mi respiración. Ser amable y suave hacia mí misma y tocar mi piel de una manera amorosa causó la liberación de oxitocina en mi cuerpo. El tener una actitud amorosa y de aceptación hacia mí misma se convirtió en parte de mi práctica de meditación cotidiana, y una de las claves para mi recuperación. La oxitocina, también conocida como la hormona del vínculo afectivo, tiene un efecto relajante en el sistema nervioso al bajar la hormona de estrés, el cortisol.
Luego de descubrir a Mercedes Sosa, me sentaba todos los días y meditaba sobre sus canciones. Nuestros pensamientos son como muebles desperdigados en una habitación a oscuras, y la práctica de la concientización es como encender las luces para poder movernos sin golpearnos con ellos y lastimarnos. La mayoría de nuestros pensamientos suceden automáticamente, y tienen un poder enorme para influir en nuestro humor, nuestros sentimientos y comportamiento. Se consciente significa dar un paso atrás y observar nuestros pensamientos y sentimientos sin juzgarlos ni creer que son hechos. La concientización trata sobre estar presente en el momento de una manera compasiva y acrítica.
Las canciones de Mercedes me consolaron y me pacificaron. A veces también me energizaron y me hicieron optimista y feliz. No podemos subestimar el valor de la música para nuestro bienestar. La música nos da una forma de ponernos en contacto con nuestras emociones y una forma de expresarlas. Es disparador de actividad en la parte de nuestro cerebro que libera la dopamina, el producto químico de la felicidad. Mercedes Sosa era consciente de que su voz era usada como consuelo por la gente. A veces incluso sintió que se sanaba a sí misma cuando cantaba, le contó una vez a un periodista.
Una relación imaginaria, como la que tengo con Mercedes Sosa, no puede reemplazar a las relaciones de la vida real, pero en el contexto de sanar mi ‘herida madre’, hizo maravillas porque el cerebro no diferencia entre lo que es real y lo que es percibido. Podemos usar nuestra imaginación para deliberadamente aprovechar esto. Imaginar a Mercedes Sosa como una madre compasiva creó una respuesta positiva que me alivió, tanto física como emocionalmente.
Daniel Siegel es profesor de psiquiatría clínica en la Facultad de Medicina de la UCLA, y un pionero en el campo de la neurobiología interpersonal. Para saber más puedes visitar la lista que apoya los temas psicológicos del libro.
Daniel Siegel
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